Actualmente en Venezuela, se vive una situación Socio Política muy particular y difícil de abordar sin pecar por las tendencias políticas tan marcadas en nuestra sociedad. Lamentablemente, “marcadas” para muchos tiene un significado muy diferente en este momento, a lo que en regular democracia podríamos llamar como ideales opuestos. Las tendencias políticas marcadas deben favorecer con crítica constructiva a lo que se supone una gestión de gobierno.
Las diferencias políticas pueden o no, llegar a ser tan intensas como para desligar de la razón social el hecho irrefutable de que a pesar de éstas, estamos en y somos parte de un País, Patria o Tierra, que dependiendo de “nuestros actos” será capaz de ofrecernos el bienestar por el que luchamos y trabajamos a lo largo de nuestros vagos años de vida, digo vagos, porque nuestros actos pueden también ser tan buenos o malos, como para que la intensión de corregirlos le cueste a las futuras generaciones y sus hijos la hipoteca de vivir en el País deseado, Venezuela.
Pasadas casi 5 décadas, y dando un vistazo por la ventana democrática del pasado socio político de Venezuela, podemos observar cómo sin reparos, (hasta el primero, el golpe de estado frustrado que estalló en horas de la madrugada del 4 de febrero de 1992, durante la casi única bien nombrada gestión de gobierno ejercida por el Gocho, ¿recuerdan aquel gabinete económico?), la situación política nos señalaba el destino en la ventana de tiempo citada.
El 4 de febrero de 1992 algo se rompió en Venezuela y aun no se ha podido reparar. [1]
Bueno, ya para esas fechas conocíamos los venezolanos la re barba de lo que fue el viernes negro, ahora con la esperanza, aunque hipócritas al comentar, en que la intentona golpista de Hugo Chávez hiciera la mella necesaria para que nuestro barco “económico” levantara la proa (¿no es absurdo? Esto, me lo permito decir por la ignorancia al respecto), y así superar la ola tan gigante que se nos encimaba, ahora ya re contra aceptada como crisis económica de los 90[
2].
Ya cojeando, apostamos nuestra suerte en un grupo ya caducado de chiripas. Bueno, el pasado nos acusa en el presente, “El 26 de marzo de 1994, menos de un año después de la destitución parlamentaria del Gocho por malversación de fondos, el nuevo presidente, el veterano estadista Rafael Caldera, firmó el sobreseimiento del caso del militar”[
3], favor que hizo, ¿pero a quien?. Ahora un gobierno “demócrata” con su discurso “peculiarmente socialista” estaba por ocupar la cabina de mandos en nuestra preciada barca, Venezuela.
El 2 de Febrero de 1999 la historia política de Venezuela nos da la sorpresa, la presidencia del Teniente Coronel Hugo Chávez se inicia.
La democracia, no consiste de un conjunto individual y único de instituciones que sean universalmente aplicables con tendencias parciales. El Artículo 136 de la Constitución Nacional vigente desde 1999, dicta que el Poder Público en Venezuela se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional. El Poder Público Nacional a su vez se divide en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral. La forma en que se muestra la democracia en Venezuela no está clara por mantenerse tras mascaras sostenidas por el gobierno, y es evidente que la manipulación sin medida del Poder Público Nacional expresa el poco respeto a nuestra constitución. Sin profundizar en un tema cotidiano y que sin duda no existe razón para aquí recordarlo, pongo como ejemplo al “constitucionalmente independiente” Poder Electoral.
La forma de gobierno en el que el control político es ejercido por todo el pueblo, directamente o a través de la elección de representantes, es Democracia. [4]
Elegimos a Hugo Chávez con el corazón ardiente, pero la cabeza pensando, y se van a aguantar, o a calar a Chávez en Miraflores por muchísimos años más, porque nos da la gana, y la gana también es soberana, es Democracia? [5]
Aun con todo lo expuesto anteriormente, hay quienes dudan de la peligrosa posición en que se encuentra la democracia, y defienden lo que con ilusión se ha llamado revolución (para algunos). Ya es como muy tarde para entender, que el sistema político planteado es obsoleto ante el movimiento global, y tomemos como ejemplo la situación actual de China, cuyo sistema político está determinado a la medida de las circunstancias políticas, sociales y económicas prevalecientes transfrontera. Debemos despertar y salir del largo paseo en los laureles.
La sociedad socialista no es la negación del capitalismo, negar el capitalismo es lo que hacen de hecho los asalariados en una huelga o en una insurrección. Tampoco es correcto decir que no se puede saber cómo será el socialismo antes de llegar a él, claro que, debemos plantearnos bién el socialismo que queremos.
Es el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo lo que determina el proceso objetivo hacia la superación del capitalismo en el socialismo. [6]
Un sentido socialista, se tiene en una población donde cualquier individuo no se sienta execrado, más si respetado y escuchado por su comunidad; se tiene cuando nos damos cuenta que dentro de la cultura está como principio, respetar los derechos de cada uno sin imponer intereses particulares parcializando las circunstancias. Explorando el horizonte, podemos identificar dentro de otras civilizaciones cómo, con pequeños y aparentemente insignificantes gestos se puede vivir en un mundo capitalista con profundos y bien fundamentados principios socialistas que apuestan por el bienestar popular.
La oportunidad de cada individuo debe depender de él, su entorno y las condiciones creadas por las políticas desarrolladas con buenas gestiones gubernamentales, que distingan lo mejor de cada rincón del desarrollo social histórico de la humanidad y sin tendencias fanáticas en la aplicación de su modelo (éstas condiciones deben entenderse como oportunidades de desarrollo de la población).
Del otro lado de la carta, esta un discurso pronunciado para el cerebro emocional con argumentos llenos de violencia y con el atrevimiento de insultar un pueblo entero (sin fijar fronteras); un discurso que busca con una herramienta de mercado la separación social en Venezuela y fuera de ella, hurgando entre el resentimiento y la frustración, sentimientos que no nos permiten razonar para medir consecuencias.
¿El futuro de tantas generaciones es sacrificable por los intereses o ideales de uno o unos pocos individuos dentro de una población de 25 millones, perteneciente a los aprox. 6.500 millones de habitantes de la tierra?
Miguel Salas.
